Comenzamos la sección de WIA! (abreviatura de Welkom in Amsterdam!) con unas letras dedicadas a las primeras impresiones de la capital holandesa. Ámsterdam era una ciudad prácticamente desconocida para nosotros, apenas sabíamos
las dos o tres cosas típicas que cualquiera podía conocer: los canales, los
quesos, los tulipanes, etc. Es por esto que nuestra llegada allí estuvo bastante llena de descubrimientos.
Ámsterdam
es una ciudad progresista con más de 90 islas, más de 100 canales y unos 1500
puentes, en la que viven unas 800 000 personas, entre las cuales conviven hasta
170 nacionalidades distintas. Para tratarse de una capital europea no es
excesivamente grande (aproximadamente la tercera parte de Madrid), por lo que
es bastante cómodo recorrerla a pie, aunque para los menos aficionados al paseo
pedestre tiene distintas opciones para circular por ella, ya sea en coche,
moto, autobús, tranvía, e incluso en bici y en barco; de hecho, estas dos
últimas opciones son las más usadas en la ciudad con diferencia. Sobre este
tema hablaremos en otra ocasión.
En lo
que respecta a las temperaturas no hay necesidad de estar pendiente de la
previsión meteorológica, pues en un mismo día igualmente se puede estar a 30º C
para después ponerse a llover a cántaros e incluso nevar. Cuando nosotros
estuvimos hace unas semanas en pleno mes de julio, salimos de España en pantalón
corto y chanclas y llegamos allí con una fuerte lluvia y unos 16º C. Al día
siguiente el calor era sofocante, salimos a dar un paseo y nos encontramos con
que se puso a llover de repente (y nuestro paraguas en el hotel), de manera que
buscamos la primera tienda de souvenirs para comprarnos uno y, minutos después,
cesó la lluvia. Así que primera regla para el visitante de Ámsterdam: nunca
salgas sin tu paraguas. Por este motivo, al primer rayo de sol, es muy fácil
encontrar a los amsterdameses saliendo a la calle para tomar el sol, algunos
acompañados de sus sillas.
Es de
agradecer el gran ambiente que hay en Ámsterdam, al menos en verano y en la
zona céntrica, todo lo contrario a otras capitales que hemos visitado en fechas
similares como Atenas o Viena. Hay mucha gente a todas horas, ya sea dando un
paseo o viendo los espectáculos callejeros de excéntricos personajes mostrando
sus habilidades a cambio de unas cuantas monedas, algunos más merecedores que
otros de ellas. La variedad a la hora de elegir un lugar donde llenar el
estómago es inmejorable; tenemos desde los típicos establecimientos de comida
rápida (además de puestos ambulantes) hasta restaurantes que nos transportan a
la cocina más exótica: italiana, chica, coreana, india, vietnamita, española,
argentina, uruguaya, indonesia, turca, griega, francesa, etc.
Como
hemos dicho, Ámsterdam es una ciudad progresista en la que no hay reparos en
cuanto al tema sexual se refiere; es más, la prostitución no es un problema,
los homosexuales no se esconden y la marihuana ambienta toda la ciudad. Da
igual por qué zonas anduviéramos nosotros, siempre podías ver a gente fumándose
un porro y era inevitable embriagarse con este característico hedor; de hecho,
no nos suena haber visto a nadie fumando otra cosa que no fuera maría.
En
cuanto a atracciones turísticas, el número es ilimitado, pues no sólo está a la
carta el cine, el teatro, los conciertos, etc., sino que hay numerosos museos
(como el Rijksmuseum, el museo de Van Gogh, el barco museo, etc.), además de un
barrio dedicado a estos, cruceros por los canales, excursiones en bici,
fábricas de diamantes, quesos y zuecos, etc.
En fin,
sería imposible detallar todo lo que vivimos en una única entrada, por lo que
iremos escudriñando poco a poco todo lo que concierne a Ámsterdam, la Venecia del norte.
2 comentarios:
todo el mundo habla muy bien de esta ciudad, me gustaría visitarla algún día y recorrerla en bicicleta.
A nosotros nos gustó mucho, y nada más que se ven bicicletas. Ya le dedicaremos un apartado a este ecológico medio de transporte. Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo!!
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