Autora: Stephenie Meyer
Editorial: Alfaguara
Año de edición: 2009
Número de páginas: 574
Sinopsis:
A causa de un pequeño corte en el dedo con el filo del papel
de regalo, Bella casi muere a manos de un incontrolable Jasper, salvándola, una
vez más, Edward de una muerte segura. Tras este incidente los Cullen optan por
abandonar Forks y Edward decide poner fin a su relación con Bella, quien ve
pasar los meses bajo una gran depresión que preocupa considerablemente a su
padre. Será Jacob Black quien la anime a salir del bache y en quien Bella
encontrará un amigo en el que confiar. Pero, ¿qué pasa si Jacob no quiere
simplemente una “bonita amistad”? Por otro lado, el peligro no ha terminado
para Bella, pues Victoria, la compañera de James, sigue viva y busca venganza.
Esta vez Edward no está junto a ella, pero otro ser fantástico, enemigo
histórico de los vampiros, estará ahí para protegerla…
Comentario:
Una vez más se me ha dado el caso de haber visto la película
antes de leer el libro, y lo mismo sucede con Eclipse y Amanecer I.
Espero que para cuando vea Amanecer II haya leído antes la novela. Pero debo
agradecer que haya pasado bastante tiempo como para necesitar ver una vez más Luna nueva para acordarme de lo que
ocurría en ella, así que decidí no volver a verla hasta que no hubiera leído el
libro antes. Así lo hice.
Recuerdo que cuando terminé de ver la película me quedé con
muchísimas dudas, se me escapaban los detalles y me liaba mucho con la historia
de los Quileutes. Todo esto se solucionó cuando leí la novela, pues el texto te
sumerge en lo más profundo de los sentimientos de Bella, Edward ya no es el
protagonista, y Jacob cobra un papel vital en la trama, cuando en el libro
anterior apenas fue mencionado unas cuantas páginas.
Por supuesto me ha quedado mucho más clara la historia de
los Quileutes, el poder sobrenatural de estos, entre los que se incluye Jacob,
y es fácil reconocerles entre ellos. Durante ciertos capítulos es espeluznante
los sentimientos que Bella transmite al lector al ser abandonada por Edward y
es sumida en una profunda tristeza que la lleva casi a la locura con voces en
su cabeza, o, más bien, con una única voz: la de Edward. Somos testigos del
sufrimiento de un padre preocupado por ver que su hija no es capaz de salir
adelante y la desesperación por ayudarla, y todo esto relatado desde el punto
de vista de Bella. En ella afloran nuevos sentimientos con Jacob, y con su
descripción Bella consigue que nos encariñemos cada vez más con el de La Push; de nuevo hay un
protector para la protagonista, quien no está libre de una muerte segura, y su
pánico también nos es transmitido a través de las palabras de la protagonista
(a mí a veces me daba miedo, al cerrar el libro, mirar por la ventana por si
aparecía Victoria para devorarme…).
Cierto es, como comenté en la reseña de Crespúsculo, que Stephenie Meyer no es una autora que destaque por
su estilo literario, sin complejas estructuras sintácticas ni destacables
figuras estilísticas, pero sabe captar la atención del lector, adentrarle en la
historia narrada en primera persona de Bella y su lucha por superar las trabas
que la vida le va poniendo en su camino, capaz de convertirse, a diferencia del
libro predecesor, en la heroína de esta historia y salvar al vampiro de una
catástrofe.
Puntuación: 9/10.
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