Hoy tengo intención de hablar de la publicidad en la
televisión, eso que tantos de nosotros hemos maldecido en un sin fin de
ocasiones. Y es que, como en tantas otras situaciones, qué difícil resulta
buscar el punto intermedio de las cosas. Parece que siempre tenemos que elegir
entre el blanco o el negro, cuando resultaría tan bonito poder optar por el
gris azulado. En televisión ocurre eso mismo, o bien nos resignamos a zamparnos
cortes de veinte minutos en lo más interesante de nuestros programas o
películas favoritos, o bien nos los tenemos que tragar de golpe y sin un mísero
minuto de descanso.
Por una parte tenemos las cadenas privadas, las que
rivalizan por ver cuál de ellas nos bombardea con mayor efectividad y durante
mayor tiempo. A veces no nos damos cuenta, pero hay ocasiones en que durante
cada hora de programación emiten más de veinte minutos de secuencias
propagandísticas, lo cual viene siendo una tercera parte de la emisión. No creo
que yo sea el único que, cuando acaba este eterno periodo de anuncios, ni se
acuerda de qué diantres estaba viendo. Además, últimamente tienen la poca
vergüenza de comprar nuestra permanencia en ese canal poniendo avisos de
“volvemos en seis minutos”. ¿Realmente les parecen pocos seis minutos de
anuncios? Hombre, comparados con las dos decenas que nos colocan habitualmente,
seis minutos no son nada, pero tampoco me parece algo de lo que enorgullecerse.
Además, dicho sea de paso, esos minutos que, según ellos, debemos esperar,
nunca son exactos, siempre son, como mínimo, cuarenta segundos más de lo que
dicen. No es que sea demasiado el error, pero, qué quieren que les diga, no me
hace ninguna gracia que me tomen por tonto.
Y, aunque no sea el tema principal que pretendía tratar,
aprovecharé para criticar la simultaneidad de los cortes en las cadenas del
mismo grupo. Cuando la cadena principal pega el corte, lo tienen que hacer
también todas las asociadas. Lo gracioso es que dan paso a la publicidad donde
toque, cortando escenas, estropeando frases e, incluso, en medio de un opening.
Además de quedar de lo más cutre, creo que resulta perjudicial para los propios
canales, pues los que tenemos la sana costumbre del zapeo en estas
interrupciones nos saltamos olímpicamente el resto de canales de la familia,
sabedores de que su contenido será el mismo que estábamos viendo antes de
comenzar nuestro desplazamiento dactilar por el mando. En fin, ellos sabrán.
En contraposición a estas reiteradas quejas viene en nuestro
rescate la televisión pública con la flamante teoría de que algo que se haga
llamar público no debe tener relación alguna con empresas privadas. Dicho esto,
desde hace unos años quitaron tajantemente la publicidad de estas cadenas. Aquí
ya podemos encontrar una amplia diversidad de opiniones. Yo les voy a exponer
aquí la mía.
Por un lado, las quejas anteriormente mencionadas, creo, no
iban contra la publicidad, sino contra el exceso de ésta. A mí, personalmente,
no me molesta algún minutito suelto en mitad de una emisión por si me apetece
ir a beber agua o atender algún asunto pendiente con el señor Roca. Pero vamos,
que para eso me basta con un par de minutos, incluso suponiendo que la reunión
con don Roca se alargase algo más de la cuenta. Imagínense, hace unos meses
pusieron Lo que el viento se llevó sin cortes. Cuatro horas en las que,
o bien aguantas cualquier tipo de necesidad que tu cuerpo te requiera, o te
resignas a perderte parte de la película.
Añadido a esto tenemos la pérdida de una importantísima
fuente de ingresos para subvencionar toda la programación, quedando todo a
expensas del dinero público que, como todos sabemos, es más bien escaso. Si en
España sobrara el dinero y no supiéramos qué hacer con él, pues quizá podríamos
permitirnos tranquilamente ese lujo, pero me temo que no es el caso.
Y, por último, no se han suprimido por completo los cortes
en estos canales. Entre programa y programa siempre cae algún “volvemos en dos
minutos”, pero que se limitan a promocionar sus propias series, programas o,
incluso, algún disco o libro patrocinado por ellos mismos. Absurdo, pues uno se
pregunta: ¿qué interés tienen en publicitarse a ellos mismos? La respuesta
posible sería el interés por el aumento de la audiencia. Ahora bien, ese
interés de una cadena por su audiencia solamente es justificable cuando una
empresa privada, interesada en estropearnos una película intercalándose entre
sus fotogramas, busca invertir en el canal con mejor audiencia para
rentabilizar mejor su inversión. Pero si recordamos que nuestras cadenas
públicas no emiten anuncios privados, queda anulada esta teoría y a un servidor
lo dejan sin saber qué pensar. En el caso de los blogueros, que publicamos sin
ningún ánimo de lucro, tenemos la propia satisfacción personal, ese pequeño
cosquilleo que nos invade cada vez que vemos que tenemos un nuevo seguidor o
que alguien ha comentado una entrada de nuestro rincón, pero dudo mucho que los
dirigentes de estas cadenas busquen algo distinto a ese poderoso caballero que
es don dinero.
En resumen, y al igual que empecé, defiendo la búsqueda del
punto intermedio, de ese color que está entre el blanco y el negro, que la
mayoría de veces no son las cosas en sí las que son malas, sino su exceso.
Anuncios sí, pero sin agobiar. Ya lo decían los griegos: μήδεν άγαν, esto es, “nada en exceso”.
4 comentarios:
Sinceramente la publicidad de hoy en día es vergonzosa... Recuerdo hace unos años que los anuncios duraban lo justito y no te hacían esperar mucho tiempo, ¡que tiempos!
Una cosa que me da mucha rabia es que en una película o programa se van a publicidad para 1 o 2 minutos que le quedan para terminar... no puedo con eso.
Hace no mucho me dijeron que, Antena 3 creo que era, emitían más anuncios de los que están permitidos, pero aun así les salía mas rentable pagar la multa por ello que las pérdidas que tendrían si quitan anuncios... todo se mueve por dinero, que pena.
No podemos estar más de acuerdo. Y es cierto, revientan mucho esos cortes cuando a la película le queda un minuto. Y lo que cuentas de Antena 3 no lo sabíamos, pero resulta curioso a la vez que indignante.
Muchas gracias por tu comentario!!
Un abrazo!!
Os entiendo perfectamente. Hoy en día en cualquier cadena se pasan muchísimo con la publicidad e incluso cuando miras series en la página web del canal, ¡te colocan anuncios publicitarios cada dos por tres! No sé si os ha pasado pero en estos casos, muchas veces tengo que tragarme en mismo anuncio 5 veces en lo que dura el capítulo porque no lo cambian. Es realmente agobiante...
¡Un abrazo!
Sí, entendemos lo que dices de los anuncios en los vídeos de las webs, es el colmo. En fin, creo que todos estamos de acuerdo en la exageración de los anuncios, y ya no sólo en la tele.
Gracias por tu comentario!!
Un abrazo!!
Publicar un comentario