Título original: Melody time
Dirección: Clyde Geronimi, Jack Kinney, Hamilton Luske, Wilfred Jackson
Reparto (doblaje): Roy Rogers, Dennis Day, The Andrews Sisters, Freddy Martin
Año: 1948
Género: Animación. Musical. Familiar
Duración: 72 min. aprox.
Sinopsis
De nuevo estamos ante otro clásico Disney consistente en una sucesión de fragmentos musicales cortos. Son varios, aunque por duración destacaríamos la historia de un curioso personaje americano, Juanito Manzanas, la aventura de un barquito travieso que debe enmendar sus errores o la leyenda de Pecos Bill, un legendario vaquero por cuyo drama los coyotes aullan a la luna.
Comentario
Como les ha sucedido a varios de los clásicos Disney de la década de los cuarenta, este Tiempo de melodía no ha pasado a la historia y solamente es conocido por los verdaderos fanáticos de la factoría (nosotros desconocíamos su existencia hasta que decidimos realizar este maratón). El caso es que, tras ser visto, uno entiende perfectamente que no haya trascendido en el tiempo como un éxito.
En primer lugar, y como hemos mencionado en clásicos precedentes, la idea de los montajes de películas a base de pedazos no nos acaba de convencer, siempre motiva más una historia con su trama definida. En cualquier caso, si al menos estos cortos fueran amenos, interesantes o divertidos, podríamos pasarla como clásico aceptable, pero ni este punto se cumple, pues las secciones no están demasiado elaboradas y solamente se ha buscado su finalidad musical, olvidándose de que no se trata de un videoclip.
Por un lado, tenemos tres secciones sin argumento alguno, a saber, El abejorro, Árboles y Échale la culpa a la samba. La primera de ellas consiste simplemente en un abejorro intentando escapar del acecho de diversos entes musicales al ritmo de una adaptación de la famosa obra de Rimski-Korsakov El vuelo del abejorro; la segunda no es absolutamente nada, imágenes de un árbol desde distintas perspectivas acompañadas de una canción; la tercera es el n-ésimo homenaje de Disney a Brasil y a su baile autóctono, la samba, con el pato Donald y el explotado José Carioca. Ninguna de las tres partes aporta nada nuevo a lo que ya hemos visto en varios clásicos anteriores.
La primera escena con (más o menos) sentido es la llamada Juventud enamorada, una simple historia de dos enamorados patinando sobre hielo en compañía de diversos animales que los emulan y que, en un momento de peligro, los ayudan. Como historia no dice nada, y tampoco se le saca partido al ambiente invernal, con un dibujo mediocre. Por cierto, los dibujos de los caballos son de lo más feo que hemos visto.
Pero la escena que se lleva la palma es, para nosotros, la de Juanito Manzanas, que, por lo que hemos investigado después, fue un personaje real que se dedicó a ir plantando manzanos por Pensilvania. La trama podía haber sido aceptable de no ser por el patente sentimiento patriótico-americano-religioso que emana de ella. Esa misma sensación de asco que nos invade cuando en una película estadounidense resulta que son ellos los que salvan al mundo y los que proclaman a los cuatro vientos el amor por su tierra, ese mismo sentimiento lo hemos tenido con una película de dibujos animados, a lo cual se añaden multitud de mensajes religiosos que, sin entrar en si se está más o menos de acuerdo con ellos, nos parecen completamente improcedentes en un filme de estas características.
La sección llamada Aventura en alta mar trata sobre un barquito algo torpe al querer ayudar a sus congéneres, lo cual provoca su destierro, el cual acabará cuando logre la proeza de remolcar un enorme transatlántico a las costas neoyorkinas. Una trama simplona y sin grandes alardes visuales para acompañar a una canción también algo tonta.
Y el largometraje acaba con una de vaqueros. Se supone que en ella se justifican los aullidos de los coyotes a la luna a través de la historia de Pecos Bill, justificación que no hemos encontrado en ningún otro sitio. Además, no sabemos muy bien a cuento de qué, comienza la historia en plan Libro de la selva (niño criado por bestias, en este caso coyotes) y acaba con su supuesto enamoramiento de una bella joven que, a causa de no lograr domar al caballo de Bill, es puesta en órbita por éste, y de ahí que los coyotes aullen al cielo al anochecer. Como se puede ver, es una trama que, a pesar de ser ficticia e infantil, resulta hasta ilógica en muchos puntos.
En definitiva, estamos ante uno más de estos clásicos hechos a retales y que hemos visto por cumplir con todos, pero que de buen seguro no tenemos intención de volver a visualizar, pues no nos aporta nada ni argumental ni emocionalmente.
Nota: 2/10.
Más Clásicos Disney pinchando aquí.
3 comentarios:
En definitiva, pues si es un clasico menos conocido en general. Pero al menos es mas dinamico que MUSICA MAESTRO en algunos aspectos. Sin embargo aun no has hablado de dos cosas:
*El segmento Arboles de joyce kilmer.
*La escena cortada de pecos bill enrollandose un cigarrillo y el cigarrillo colgando de sus labios borrado años despues, tipica hipocresia, jejeje.
Pues de la sección del árbol no había más que añadir que lo que hemos mencionado ya, y la de Pecos Bill, si no la hemos mencionado será quizá porque hemos visto la edición censurada.
Muchas gracias por tu observación!!
Un abrazo!!
Bueno, pues lo de la edicion censurada, sera cuestion de ir aa youtube, ahi pueden ver el fragmento completo, si gustas. jejejejeje. Pues asi se seguiria la norma de eliminar los cigarrillos a los personajes para no inculcar a los infantes del horrible vicio del tabaco, aunque tambien lo veo muy hipocrita en los clasicos siguientes, no solo por Jose Carioca, sino por Gaspar Badun de 101 DALMATAS, Edgar Balthasar de LOS ARISTOGATOS, Packard de ATLANTIS, Basil de BASIL EL RATON SUPERDETECTIVE, etcetera.
Publicar un comentario