Quizá este nombre, al igual que el de otros cantautores que
han desfilado por este blog, no sea demasiado conocido por nuestros lectores.
Tampoco lo era para mí allá por el año 1998, aunque sí que lo era el de Ismael
Serrano, un joven salido de los túneles del metro de Madrid y cuyo primer disco
nos había entusiasmado a los seguidores de Sabina, Serrat y similares. El caso
es que por esa fecha llegó a mis oídos una triple actuación en mi ciudad, la
cual titularon algo así como “nuevos jóvenes cantautores”. El cartel lo
componían Ismael Serrano, Jorge Drexler y una cantautora autóctona de la que no
recuerdo el nombre y de la que nunca más volví a saber. Solamente conocía al
primero, pero la entrada no era demasiado cara, así que decidí ir a disfrutar
de uno y a conocer a los otros. La cantautora no me dijo nada, pero ese otro
chico, el tal Drexler, produjo en mí una agradable sensación. Fue entonces
cuando comencé a indagar en su discografía.
Sin entrar en su vida privada, solamente mencionaré que es
natural de Uruguay y que vino a probar suerte a España por recomendación de
Joaquín Sabina, quien lo descubrió en Montevideo y le aconsejó su aventura
hispánica. Allí había publicado solamente dos álbumes, aunque algunas de sus
canciones ya habían sido fichadas por artistas españoles de renombre para
versionarlas, como el caso de Ana Belén.
Drexler es el típico cantautor con gusto por las canciones
melódicas y emotivas. Su voz es sencilla, sin demasiada potencia, lo que hace
que, en ocasiones, dé la impresión de cantar algo desganado, pero a su vez
produce que su tono sea inconfundible para quien lo haya escuchado. En sus
primeros discos la guitarra es prácticamente la única orquestación de su
música, aunque avanzando el tiempo se aprecia una notable evolución en la
musicalización de sus temas.
Si hay un hecho que marca un hito en su carrera artística
es, posiblemente, el logro de un Óscar en 2005 por su canción “Al otro lado del
río”, perteneciente a la banda sonora de la película Diarios de motocicleta.
Creo que sorprendió a propios y extraños, aunque fuimos muchos los que nos
alegramos de esta elección. La anécdota curiosa de este premio es que todas las
canciones candidatas a esta mención fueron interpretadas en la gala de entrega
por sus artistas originales menos ésta. Los organizadores, considerando que no
era un artista suficientemente conocido, prefirieron que el tema sonara
interpretado por alguien más relevante como Antonio Banderas. Tras recibir el
galardón, Jorge, en lugar de aburrir a la audiencia con el típico discursito de
agradecimiento, prefirió simplemente entonar su canción a capella.
Si hay algo en lo que Drexler se desmarca sensiblemente del
resto de cantautores es en su gusto por introducir la electrónica en su música,
siempre de forma comedida. Es por eso que tanto en sus últimos discos como en
sus directos acostumbra a adaptar alguna canción con toques experimentales y
electrónicos. En algunos casos el resultado es interesante, en otros quizá hay
exceso de modernidad, pero es innegable la originalidad del método.
Desde aquella primera toma de contacto he tenido la
oportunidad de disfrutar de sus directos en tres ocasiones más, dos de ellas en
su primera época (en cafeterías y pequeños teatros) y una última hace bien poco
y ya en un señor auditorio con amplio aforo. Es innegable que desde sus inicios
hasta ahora sabe cómo conectar con el público, incluso en éste último que le
pilló algo acatarrado. No es amante de las grandes aglomeraciones de músicos,
prefiriendo ir solo o con un par de acompañantes, lo cual hace que sus
conciertos resulten siempre intimistas y cercanos.
Como siempre digo, para gustos los colores, pero pienso que
Jorge Drexler hace un estilo de música que, en general, no es propenso a
desagradar a nadie. Sus letras son sencillas a la vez que originales, pues
aunque de vez en cuando aparezca la típica canción de amor, trata temas de lo
más variado, desde el racismo a la interacción entre arte y ciencia. Abajo os
recomiendo algunas de sus canciones que más me gustan para que, si ya lo
conocéis, me deis vuestra opinión, y si no es así, para que tengáis la ocasión
de descubrirlo.
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